Bolivia fortaleció este jueves su sistema de salud con una importante cooperación adicional de China consistente en dos millones de barbijos y un hospital de campaña móvil, conformado por nueve vehículos para enfrentar la pandemia de la COVID-19.
El encargado de recibir la donación fue el jefe de Estado boliviano, Luis Arce, quien agradeció a China por este nuevo equipamiento moderno, en un acto realizado en instalaciones de una guarnición militar en la ciudad de El Alto contigua a la urbe de La Paz (oeste).
"Queremos agradecer profundamente al Gobierno de la República Popular China, por este donativo y el compromiso del Gobierno nacional de seguir y continuar la tarea para de una vez por todas derrotar esta pandemia que ha tenido en vilo a todo el pueblo boliviano", dijo en la ceremonia pública.
Esta colaboración se da a pocos días de suscribirse un acuerdo para la provisión de vacunas de Sinopharm que llegará al país sudamericano en los próximos días.
Bolivia no contaba con un hospital móvil de estas características y es la primera vez que cuenta con este hospital moderno.
El hospital militar móvil cuenta con nueve vehículos para operaciones, primeros auxilios, diagnóstico por rayos x, laboratorios bioquímicos, esterilización, suministro de energía, cocina, generador de oxígeno y apoyo con carpas.
A su turno, el embajador de China en Bolivia, Huang Yazhong, manifestó que la donación de los barbijos y el hospital militar móvil, así como otras, demuestran "la solidaridad del pueblo chino hacia el hermano pueblo boliviano".
Manifestó que el Gobierno chino está dispuesto a trabajar para continuar con la prevención y la contención en la lucha contra la COVID-19.
Estos equipos e insumos fueron entregados al Gobierno boliviano por el embajador chino en La Paz.
Por su lado, el ministro de Salud, Jeyson Auza, agradeció la generosidad de China por apoyar a Bolivia a enfrentar la crisis sanitaria por la pandemia con un nuevo lote de donación de respiradores, equipos e insumos.
Anteriormente, el 26 de enero, Bolivia recibió otra donación de China para la lucha contra la pandemia consistente en respiradores y unidades de pruebas rápidas para diagnóstico del nuevo virus.
La primera instalación de la firma china en Latinoamérica estará en la capital chilena, y contempla una inversión de US$ 100 millones de dólares. Además de la vacuna contra el COVID-19, se elaborarán vacunas contra la influenza, hepatitis A y otras enfermedades en el futuro, aseguró la compañía.
La planta de Bogotá estará lista durante 2023 y será capaz de producir hasta 60 millones de dosis al año. La de Chile producirá hasta 50 millones. | Sinovac
Una agitada semana tuvo el laboratorio farmacéutico Sinovac en el continente latinoamericano.
La firma china anunció por partida doble la construcción de sendas instalaciones para producir localmente millones de vacunas vacunas contra el COVID para exportar a todo el continente.
El jueves 12 de mayo, la compañía biofarmacéutica anunció junto a autoridades locales el inicio oficial a la construcción de su planta de envasado y terminado de vacunas en la comuna de Quilicura, un sector semi industrial al norte de la capital chilena.
Se trata de la primera planta de Sinovac en Latinoamérica, que contempla una inversión de US$ 100 millones y que tendrá la capacidad de producir hasta 50 millones de dosis al año para enfermedades como Covid-19, influenza, hepatitis A y otras en el futuro, las que se podrán distribuir con mayor celeridad, tanto en Chile como al resto de la región.
La construcción se hará sobre un terreno de 22 mil metros cuadrados, donde ya existe un edificio el cual será remodelado y adaptado para albergar el complejo de 11 mil m² construidos que contará con una línea de llenado estéril, una sección de terminado y empacado, estaciones de control de calidad y bodegas acondicionadas para almacenar las vacunas entre 2º a 8º C
Todo esto, siguiendo los requerimientos regulatorios de Chile y el mundo, garantizando así los más altos estándares de buenas prácticas de manufactura, detalló la firma en su comunicación con los medios.
El producto semiterminado con el virus inactivado llegará desde la planta de Tianfu, en China, la que cumple con estándares GMP (Good Manufacturing Practice) y fue auditada por la OMS (Organización Mundial de Salud). Desde el aeropuerto de Santiago será trasladado a Quilicura para la etapa final del proceso de manufactura, donde se envasará de manera estéril, se empacará, y se certificará su calidad para luego ser distribuido en el país.
“Sinovac Biotech Chile se instala en nuestro país con tres objetivos principales: contribuir a la salud pública de Chile y otros países de la región, poniendo a su disposición vacunas para combatir enfermedades relevantes; propiciar el trabajo académico público-privado para incentivar y promover I&D local; y capacitar profesionales para desempeñarse en la manufactura de vacunas con los más altos estándares de calidad mundial (GMP)”, explicó Virginia Garretón, vicepresidente de Asuntos Corporativos de Sinovac Biotech Chile.
En el futuro, Sinovac Chile espera continuar incorporando nuevas vacunas para apoyar los requerimientos sanitarios de Chile y América Latina, de manera de seguir protegiendo vidas y la salud de todas las personas.
“Este proyecto de Sinovac introduce nuevamente a nuestro país en el proceso de producción de vacuna, lo que es tremendamente relevante. Este y otros proyectos que existen en el país generarán capacidades nuevas que podrán a Chile en otro nivel y permitirá, por un lado, mayor protección y seguridad para la población al contar con vacunas en fases de emergencia y, por otro, desarrollar un polo de investigación, conocimiento y tecnologías para avanzar en el desarrollo de Chile”, sostuvo el ministro de Ciencia, Tecnologías e Innovación, Flavio Salazar.
Con la puesta en marcha de esta planta de Sinovac, contó con el apoyo de InvestChile del ministerio de Economía, el ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, el ministerio de Salud y la Universidad Católica.
Heriberto García, director (s) del Instituto de Salud Pública se mostró esperanzado en que esta planta revitalice una actividad que en Chile estaba inactiva desde el 2005, cuando el país dejó de producir vacunas.
"Esperamos que Chile vuelva a ser un actor protagónico en el ámbito de las vacunas en el cono sur". A su vez el director explicó que "como ISP trabajaremos activamente en analizar y aprobar cada detalle del diseño de estas instalaciones, cuyas características deben ajustarse a las condiciones del lugar, según los requerimientos que exigimos como regulador".
Se estima que la planta estará operativa para el primer semestre de 2023 y, tanto en la fase de construcción como en la puesta en marcha de estas instalaciones, se generarán más de 100 nuevos puestos de trabajo, entre los cuales se incluye a operarios y profesionales encargados de mantener los altos estándar de producción y distribución de vacunas que exige Chile y el mundo.
“La construcción de esta planta de Sinovac es la concreción de un sueño no solo de la manufactura nacional de vacunas, sino del desarrollo de la ciencia, tecnología e innovación chilena actual, que también nos permite proyectarnos para enfrentar los desafíos que de seguro se nos presentarán. Además, es la demostración de que cuando la universidad, el Estado y la empresa privada trabajan juntos por una meta común, sólo puede traer beneficios a la sociedad”, comentó Pedro Bouchon, vicerrector de Investigación de la Universidad Católica.
La planta de envasado y terminado de Sinovac se construirá con altos estándares de respeto al medio ambiente, destacando dentro de estas medidas, la reutilización de las aguas de enfriamiento, mientras que, para la mantención de áreas verdes, se usaran las aguas grises. También se ha trabajado en la optimización detallada del uso de electricidad en todos los procesos.
El lunes 9 fue el turno del Bogotá, donde Sinovac iniciará la construcción de una planta de producción de vacunas
Weining Meng, vicepresidente de Sinovac Biotech Ltd., quien explicó que el proyecto se dividirá en tres subproyectos de construcción. La primera de estas etapas estará centrada en el llenado y el envasado y se iniciará en 2023.
Weining Meng también aseguró que la planta será capaz de producir hasta 60 millones de dosis al año.
De todos modos, la iniciativa bogotana va un poco más atrasada que la chilena, ya que el proyecto se encuentra en la fase de selección del lugar en el que se construirá la planta en la ciudad de Bogotá, decisión será tomada por SINOVAC y el gobierno de Colombia conjuntamente.
El segundo subproyecto permitirá a SINOVAC realizar el proceso de formulación localmente, mientras que el tercer subproyecto implicará la producción del ciclo de fabricación completo.
"Nuestro plan es realizar el ciclo completo de producción para establecer la industria de vacunas en un plazo de 10 años, para así beneficiar a la gente del país", dijo Weining Meng.
"Estamos muy complacidos con el anuncio de inversión de Sinovac en Colombia ya que contribuirá a la seguridad farmacéutica del país, a la generación de empleo, a la transferencia de tecnología y a las buenas prácticas de manufactura, entre otros, y será un hito que contribuirá al posicionamiento de Colombia como plataforma de exportación en el segmento de vacunas", afirmó Flavia Santoro, presidenta de ProColombia, entidad que promueve el turismo internacional, la inversión extranjera y las exportaciones no tradicionales en Colombia.
La inversión estimada del SINOVAC en todo el proyecto será de 100 millones de dólares, lo que permitirá a Colombia exportar vacunas a otros países latinoamericanos.
"Bogotá es reconocida como una de las principales capitales farmacéuticas de América Latina. La ciudad concentra el 66% de los fabricantes de medicamentos, el 65% de los mayoristas de medicamentos y el 49% de los puestos de trabajo de la industria, lo que la convierte en el lugar perfecto para el desarrollo de una planta de producción como la que SINOVAC ha decidido establecer", declaró María Isabella Muñoz, directora ejecutiva de Invest in Bogota, la agencia de promoción de inversiones de la ciudad. Aunque Colombia cuenta con el Plan Nacional de Vacunación, todavía existe una demanda estable de vacunas en el país y en la región latinoamericana, lo que lleva a la necesidad urgente de seguir desarrollando la industria farmacéutica.
"Creemos que la oportunidad potencial en esta área es enorme. Durante la pandemia de COVID-19, muchos países se enfrentaron a un gran reto en el suministro de vacunas. Contar con una planta de producción local permitirá a la región ser capaz de suministrar vacunas siempre que sea necesario en el futuro para proteger a la población", concluyó Weining Meng.
El COVID-19 también tuvo un impacto en los flujos de dinero de entidades bancarias chinas hacia la región latinoamericana. Ya no es capital para financiar proyectos a gran escala de parte del gobierno, en forma de préstamos soberanos, sino que ahora se apuesta por la coordinación con bancos de desarrollo regionales o apoyo a fondos de private equity, determinó un reciente estudio.
Financiado con fondos e ingeniería china, el proyecto fotovoltaico de Caucharí Olaroz en Argentina concluyó exitosamente | Xinhua
A principios de febrero, un sonriente José Luis Antúnez, director de la empresa estatal Nucleoeléctrica Argentina y un aún más cordial Yu Jianfeng, presidente de la Corporación Nuclear Nacional China (CNNC), firmaron el contrato para la construcción de la cuarta central nuclear argentina, Atucha III: un reactor de 1200 MW que se instalará en el Complejo Nuclear Atucha de la localidad de Lima, provincia de Buenos Aires.
Solo dos meses más tarde las caras sonrientes podrían haberse esfumado. ¿La razón? China financiará el 85% de las instalaciones y Argentina deberá financiar el restante 15%. Pero según consigna este martes Reuters, el préstamo del FMI y la situación económica global no hacen viable que el gobierno de Fernández cumpla esa meta.
Pero es poco probable que las nuevas políticas al respecto de Beijing permitan aumentar esa cifra.
¿Significa esto que se acabaron los tiempos de bonanza entre China y Latinoamérica respecto del financiamiento de grandes proyectos que se vieron en la década anterior?
Más bien el sistema estaría evolucionando hacia una profesionalización del flujo de dinero donde, tras un periodo de aprendizaje mutuo, los bancos políticos chinos- el China Development Bank (CDB) y el China Export-Import Bank (Exim Bank)- ya no están emitiendo los préstamos multimillonarios, respaldados por petróleo, que alguna vez caracterizaron las relaciones financieras de Beijing con la región, apostando por un modelo diferente.
Así lo afirma el documento ‘¿Cuál es el rol de los bancos políticos chinos en la región LAC?’ de Margaret Myers y Rebecca Ray, de la fundación Diálogo Interamericano y el Centro Global de Políticas para el Desarrollo de la Universidad de Boston, respectivamente.
Publicado a fines de marzo, el estudio explica que el involucramiento de China con la región de Latinoamérica y el Caribe (LAC) se caracterizó por préstamos extensivos, liderados por el gobierno del gran país asiático hacia los gobiernos regionales o hacia empresas estatales (SOE, por sus siglas en inglés).
Este financiamiento mayormente permitió el desarrollo de proyectos de infraestructura y energía a gran escala, impulsados por gobiernos y compañías de Argentina, Brasil, Ecuador y Venezuela, como fueron Coca Codo Sinclair, o el tren de alta velocidad de Tinaco-Anaco, en Venezuela.
“Pero todo eso cesó en años recientes y en 2020 y 2021 esa capacidad fue probablemente impactada por los efectos de la pandemia”, sostienen las autoras en el estudio. El resultado es que ninguno de estos bancos políticos emitió nuevos préstamos a gobiernos o SOE de la región.
A pesar de ello, la presencia de las finanzas chinas en la región está lejos de desaparecer.
“Los bancos políticos de China, además de una gama cada vez más amplia de acreedores chinos, siguen apoyando activamente la actividad económica de China en la región, ya sea emitiendo financiamiento directamente a empresas chinas y latinoamericanas, que luego invierten en proyectos regionales, a través de la coordinación de políticas con bancos de desarrollo, o bien respaldando parcialmente fondos regionales de capital privado (private equity), como el Fondo de Cooperación China-ALC”, explican las autoras.
“El ALC es un fondo de unos US$ 2.000 millones que administra el ExImBank (el banco de Importaciones y Exportaciones de China), destinado a financiar proyectos específicos”, dice a AméricaEconomía Francisco Urdinez, profesor asociado del Instituto de Ciencia Política de la Universidad Católica de Chile y experto en temas de cooperación China y Latinoamérica.
“Hay una tendencia clara que Stephen Kaplan describe en su último libro, El Capital Paciente, donde explica que ha habido una transición en los bancos chinos […] a una dinámica que se denomina PPP -public private partnerships- en la que los bancos chinos prestan dinero a proyectos específicos, donde a veces participan otros bancos, como el Banco Mundial o el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), y hay mucho mayor control respecto del producto final y la garantía de pago también es más tangible”, detalla.
El Exim Bank es uno de los bancos políticos de China que ha abandonado el financiamiento de proyectos y donaciones a gobiernos en la región Latinoamérica y el Caribe. | Reuters
Aunque la pandemia fue un detonante de este proceso, las autoras recalcan que los préstamos soberanos de China a la región se estaban desacelerando incluso antes de la pandemia de COVID-19.
La disminución también precedió al anuncio de mayo de 2020 de la estrategia de "doble circulación" de China, que volvió a centrar la atención de algunos bancos políticos en impulsar la autosuficiencia del país a través de avances tecnológicos.
De hecho, los bancos políticos de China aparentemente han sopesado los costos y beneficios de los acuerdos de Estado a Estado durante varios años. Costos que en el caso de Venezuela y su petróleo resultaron muy altos. Así como la negativa de Beijing a dar nuevos créditos al país de Maduro en los últimos cinco años ha marcado la pauta del declive en préstamos a la región.
Pero también se ha visto detenido al resto de los países receptores tradicionales, como Brasil, con Petrobras, o el gobierno de Ecuador.
El cambio parece venir del aprendizaje logrado todos estos años, resalta el estudio de Myers y Ray, y porque las necesidades de las empresas chinas también están cambiando.
China alguna vez consideró los llamados "préstamos vinculados" en la región ALC como críticos para la internacionalización de las empresas chinas, y esos préstamos que fomentaban el uso de empresas o equipos chinos, de hecho, ayudaron a ciertas empresas chinas de construcción a establecerse en la región en la primera década de 2000.
Pero ahora, "como las empresas chinas han desarrollado sus propias oficinas regionales, redes de contactos y reputaciones, presumiblemente hay menos necesidad de intervención del banco de políticas en apoyo de la negociación de empresas estatales chinas", explica el estudio.
“La tendencia es a una reducción. Yo tengo la sensación de que no se va a volver más a los niveles de créditos de los bancos políticos chinos de mediados de 2010, por varias razones. Una de ellas es que muchos de esos créditos no fueron exitosos en el sentido que generaron problemas políticos para estos bancos y creo que hay un cambio en la estrategia en que los bancos comerciales (chinos) están empezando a tener un rol más activo y van a buscar invertir en proyectos específicos, se va a brindar crédito ligados a proyecto, no tanto créditos directos a los países para uso discrecional”, complementa Urdinez.
El Banco de Construcción de China es un banco comercial chino que está entrando a la región LAC para cofinanciar proyectos de diversa índole | Xinhua
Si bien China ya no estará en Venezuela, no ocurriría lo mismo con Argentina, determina el estudio.
Es posible que el BDC y el Eximbank continúen otorgando préstamos a los gobiernos y las empresas estatales de la región. La empresa estatal argentina Agua y Saneamientos Argentinos (AySA) ha buscado apoyo financiero de EximBank para el Acueducto Río Subterráneo Tramo 2 y la Estación de Bombeo Esteban Echeverría durante varios años.
Eximbank también respaldará la expansión (fases IV y V) del proyecto solar Cauchari, tal como financió Cauchari I, II y III, y también puede desempeñar un papel en algunos de los otros acuerdos alcanzados entre los presidentes Alberto Fernández y Xi Jinping durante su reunión de febrero pasado.
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Los bancos políticos de China también parecerían comprometidos con cierto grado de préstamos comerciales en ALC, como lo han estado durante varios años, aunque en montos relativamente pequeños.
Por ejemplo, Telecom Argentina obtuvo un préstamo de US$ 100 millones del Banco de Desarrollo de China en 2020. La empresa planea usar los fondos para comprar equipos de telecomunicaciones. Las empresas y asociaciones chinas también son beneficiarias de la financiación de los bancos de políticas.
En Colombia, país que nunca ha recibido un préstamo soberano, Autopistas Urabá, un consorcio chino y colombiano, obtuvo un préstamo ‘en doble moneda’ (una figura en la que el prestamista tiene derecho durante un período predeterminado a un tipo de cambio fijo establecido al inicio del préstamo, a cambiar la moneda prestada) por US$ 652 millones del CDB y Sumitomo Mitsui Banking Corporation de Japón para financiar una autopista a principios de marzo.
Sinohydro, socio del proyecto Hidrovía Amazónica de Perú, también habría recibido financiamiento directamente de Eximbank. Y la firma china COSCO, que construirá y operará el puerto de US$ 2.000 millones en Chancay, Perú, recibió financiamiento del CDB para sus proyectos de la Franja y Ruta (BRI) en LAC y otras regiones.
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Más allá de los proyectos de cofinanciamiento y los fondos regionales, los "cinco grandes" bancos comerciales de China (ICBC, Bank of China, Agricultural Bank of China, China Construction Bank y Bank of Communications) son cada vez más activos en América Latina y otras regiones, a menudo tomando parte en préstamos sindicados para empresas chinas o de ALC.
En 2020, ICBC financió la Autopista Pamplona Cúcuta en Colombia y la producción de cemento Loma Negra en Argentina. Según se informa, el banco también proporcionará US$ 1.100 millones para el desarrollo de la Estación de Transmisión Plomer en Argentina. Y un sindicato de bancos chinos liderado por ICBC también financiará el desarrollo de la instalación nuclear argentina Atucha III.
Otras entidades financieras, a veces afiliadas a empresas chinas, también se están estableciendo en la región. En enero de 2020, Banco XCMG, propiedad de una constructora china del mismo nombre, anunció su llegada a Brasil, comprometiéndose a apoyar proyectos de infraestructura y compras de maquinaria.
El CDB en Caracas es otro de los bancos políticos de China que abandonó los grandes proyectos | Xinhua
El documento concluye que, aunque los bancos políticos no hagan más préstamos, la llegada de nuevas entidades de crédito como iniciativas de co-financiamiento, el financiamiento de bancos comerciales, la inversión de capital privado y otras formas de compromiso podrían suplir esa ausencia.
Sin embargo, es poco probable que la financiación china total combinada a la región se aproxime a los picos anteriores de préstamos bancarios de política, señalan las autoras del estudio.
Finalmente, el texto destaca “lo que no sucedió durante los años de pandemia”: aunque las economías de ALC se vieron más afectadas por la recesión mundial relacionada con la pandemia que cualquier otra región del mundo, China no ha tomado medidas draconianas contra los países que no pueden pagar su deuda con ese país.
En cambio, Beijing inició un proceso de suspensión de pagos de deuda y reestructuraciones que aún continúa a principios de 2022. En Ecuador, el CDB acordó en 2020 reestructurar dos tramos de la deuda de Ecuador con China. Los dos países acordaron continuar las conversaciones sobre la deuda cuando el presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, y Xi se reunieron en diciembre de 2021, aunque el alcance de la eventual renegociación no está claro.
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Según Reuters, China también otorgó un nuevo período de gracia a Venezuela en 2020, en préstamos de US$ 19.000 millones, aunque este acuerdo no fue confirmado por ninguno de los gobiernos.
Argentina trabajó con China para renovar un acuerdo bilateral de intercambio de divisas (swap) por US$ 18.200 millones en agosto de 2020 y anunció otro por US$ 3.000 millones extra en marzo tras su visita a Beijing. El nuevo swap con China habilitará pagos de importaciones y deuda. Más allá del volumen, dicen los expertos, lo fundamental es que también se extenderán los usos de esta herramienta.
“Este giro de los préstamos a gran escala a la reestructuración, junto con una pausa en los préstamos adicionales, da peso a la hipótesis de que China no ha tendido una ‘trampa de la deuda’ (la teoría que indica que China realiza cuantiosos préstamos con el objetivo posterior de controlar a una nación). Debido a la escala de las deudas y el valor continuo de las materias primas, que en algunos casos subyacen a estos acuerdos de préstamo, China tiene un incentivo para seguir una estrategia de 'capital paciente'”, dicen Margaret Myers y Rebecca Ray.
Algo en lo que Urdinez concuerda.
“[La Trampa de la Deuda”] en general era una especie de slogan peyorativo para deslegitimar el crédito chino en comparación con el crédito proveniente de bancos occidentales”, acota el académico. “Las veces que los créditos no resultaron me atrevo a decir que fue más por desmanejos de quien recibió el dinero y el no cumplir con plazos ni con los proyectos prometidos, que por la forma en que procedieron los bancos [políticos chinos] […]. Seguramente buena parte del financiamiento que se vea en el futuro de bancos chinos va a ser a proyectos de energía renovable, sobre todo solar y eólica”, concluye.