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infoRETAIL.- La necesidad de protegerse y experimentar bienestar constituye la primera preocupación para los consumidores a raíz de la crisis sanitaria. Así lo reconoce un reciente informe de Kantar sobre los mercados de belleza, que revela que, tras la inseguridad de los meses más duros de la pandemia, sentirse bien y conforme con la propia imagen parece ocupar un puesto más que destacado en la escala de valores de los clientes de todo el mundo.
Junto al interés de sentirse protegido, la necesidad de tener acceso a productos y servicios cuando y donde se necesiten ha experimentado un crecimiento de diez puntos porcentuales en los últimos años.
Del mismo modo, el interés del consumidor por disponer de productos novedosos que le permitan disfrutar de experiencias y beneficios desconocidos para él continúa en ascenso, con un incremento de siete puntos porcentuales desde el fin de la epidemia.
Protección, bienestar, productos diferenciales… Han dado como resultado un sector de la belleza renovado que ha aprovechado la coyuntura para adaptarse a las nuevas necesidades del público y afrontar lo que bien pudiera denominarse una nueva era.
Si bien es cierto que, para algunos consumidores, los últimos dos años proporcionaron un tiempo para ‘descansar’ del maquillaje y ciertas rutinas de belleza más asociadas a la vida pública, no lo es menos que una parte importante de los asiduos al sector aprovechó para experimentar con nuevos coloridos, fórmulas y texturas. Ahora, cuando la vida social se ha recuperado plenamente, los locales de ocio vuelven a estar abiertos y viajar resulta otra vez atractivo, los consumidores están dejando de lado el aspecto ‘natural’ que caracterizó el confinamiento para dar paso a una versión más cultivada de sí mismos.
De este modo, categorías como las sombras de ojos, las barras, perfiladores y brillos de labios y las bases de maquillaje y los polvos faciales están experimentando, desde el otoño del año pasado, un comportamiento extraordinario.
A todo esto hay que sumar el creciente interés del colectivo masculino por la belleza a raíz de la pandemia. Los hombres se han convertido ya en un grupo de clientes muy a tener en cuenta para los fabricantes del sector cosmético, que ya les dedican una oferta cada vez más específica. En este sentido, las preocupaciones más destacadas de los varones se centran en el cuidado de la barba, la depilación, la coloración capilar y los productos para el cuidado facial, que ellos prefieren adquirir como parte de un set.
Lo que está por llegar La industria de la belleza ha recorrido un largo camino en los últimos años: lo limpio, lo verde, lo orgánico, lo sostenible, lo vegano… han sido ya explorados por los principales fabricantes del mercado, y a ningún consumidor le son ajenos estos conceptos. Ahora, bien, parece que a partir de este momento, el sector protagoniza una vuelta a lo más esencia, a sus orígenes, con la experiencia, eso sí, de décadas de investigación a nivel tecnológico y de activos.
Así, el elemento más simple de todos, el agua, se perfila como uno de los más ‘modernos’ en el futuro de este mercado, presentándose, eso sí, bajo fórmulas más elaboradas como el agua alcalina, la de avena y el agua negra, procedente de la cocción arroz negro fermentado.
Junto a la recuperación del agua, el mercado de productos de belleza incorpora también algunos ingredientes novedosos cuya presencia está prácticamente asegurada en los cosméticos de reciente creación.
Entre ellos destacan la combinación de ácidos AHA + BHA, destinados a peelings de renovación y aclarado de la piel; el ácido azelaico, procedente de cereales como el trigo, el centeno y la cebada, de gran poder antioxidante y buenos resultados como reductor de la inflamación cutánea; la niacinamida, de potente acción reparadora; la vitamina Q10, imprescindible en tratamientos llamados a unificar el tono de la piel.
Del mismo modo, activos como el ácido pantoténico o la vitamina B5 han revelado un ingente potencial para combatir los problemas derivados del acné o las cicatrices del rostro, e ingredientes como algunos tipos de algas o los hongos negros son algunos ejemplos de eficacia ya comprobada para purificar la dermis y calmar las patologías aparecidas en ella como consecuencia del estrés celular.
Productos para el futuro Aunque los productos de cosmética color ganan enteros, los tratamientos faciales del futuro aparecen estrechamente vinculados a la necesidad del consumidor de sentirse protegido tras la indefensión que conllevó en sus vidas la aparición del Covid-19.
De ahí que, según datos de Kantar, la demanda de fórmulas cuya finalidad es embellecer o mejorar la piel se haya reducido a la mitad, mientas que aquellas destinadas al cuidado del rostro o a protegerlo, se han más que duplicado, con un claro despegue de referencias para el cuidado de las cejas (como agentes protectoras de los ojos) o el buen estado de la dentadura
Se trata de una concepción de la belleza hacia un contexto más holístico que engloba no solo la apariencia personal, sino también el estado mental y la sintonía con un entorno también preservado de cualquier tipo de contaminación o agentes nocivos.
En el contexto de la protección, se observa una especial preocupación por el consumidor por los puntos negros, vemos un aumento del consumidor interés en los puntos negros (como demuestra el incremento en las ventas de productos e ingredientes no comedogénicos) y por los problemas de pigmentación de la piel, sobre todo de la pérdida del tono (hipopigmentación), lo que también supone una oportunidad para el nicho de los peelings , láser y tratamientos dérmicos no invasivos.